Olvidos..

Olvidos..
Olvidarme de todo, ese es mi plan*

domingo, 6 de noviembre de 2011

LA FELICIDAD

Dicen que cada cosa tiene su momento; en realidad eso es lo que suele decirme mi madre. La vida son dos días, sin embago aún tienes mucho por delante. Pero de repente, un día cualquiera abres los ojos y te ves con treinta y siete, con una pareja por la que ya ni siquiera sientes amor y la inercia de estar con ella te invade. Quizá si lo hubieras pensado antes, y hubieses sabido disfrutar del momento habrías podido elegir bien. Pero siempre tuviste miedo. Un miedo que desde pequeño nació en tí, del que nunca tuviste el valor de desprenderte. Ni siquiera le hiciste frente, siempre acudiste a la forma fácil. No quieres estar solo....¿quién si? Pero las ideas de tener todo milimétricamente calculado: una vida poco complicada, a tu manera, pero al mismo tiempo dando la talla en cada instante, te pueden. Siempre te costó dejarte llevar. Con las chicas tenías el mismo problema. Hasta contigo mismo. No te estoy echando la culpa, simplemente actúo en forma de "conciencia imaginaria", la cual, hoy, te hace preguntarte quién eres, a dónde vas.....qué quieres. Sí, ¿qué quieres? ¿qué deseas? ¿qué sueñas? Es horrible sentir que te cortan las alas; aun más horrible es darte cuenta que eres tú mismo el que te las cortas. Ya no puedes engañarte más. Ya ni aquello que en su preciso instante marcaste por pasiones te sacian. Estás vacío. Leer un libro de "Búsqueda de la Felicidad" no es suficiente. Tu quieres sentir esos renglones. Observar por la calle como la juventud canta alegremente como si fueran los dueños del planeta te deprime. Les envidias, pero sin embargo no sientes ganas de estar en sus pieles. Tampoco te arrepientes de ser quien eres. Tu cara se ilumina, sin embargo no sabes por qué razón estás sonriendo. ¿Acabas de entender, después de tanto tiempo, eso que estabas buscando? Es gratificante. La autoconfianza es magnífica, la autodestrucción te hace temblar. Quizá todavía tengas parte de adolescente en tí. Aunque, siéndonos francos.....esa parte nunca muere. Te encanta pensar en la inmortalidad, y te viene a la mente un verano de mil novecientos y pico cuando cazabas mariposas con tu primer amor. Ella siempre decía que las mariposas eran una especie de inmortalidad del cielo: vuelan alto pero sin embargo cuando son atrapadas no mueren, simplemente lo toman como un descanso para después seguir volando. Su sonrisa era magnífica. Te preguntas qué habría pasado si no te hubieras ido tan lejos. Prefieres no pensarlo, para eso ya tuviste tiempo. Y con una sacudida de cabeza pretendiendo que así, las ideas desaparezcan, subes la música que tu coche sintoniza perdiéndote en la oscuridad de una noche de otoño.

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